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RECUPERACIÓN ACTIVA

¿QUÉ ES Y CÓMO REALIZARLA?

¿QUÉ ES LA RECUPERACIÓN ACTIVA?

La recuperación pasiva se trata de un día de descanso absoluto sin ningún tipo de actividad física, mientras que la recuperación activa incluye un ejercicio de baja intensidad que aumenta el flujo sanguíneo a los músculos, ayudándolos a recuperar mejor y más rápido.

Con el movimiento, el cuerpo se recupera de forma más rápida, pero existe un apunte importante: necesitas estar lo suficientemente activo para incrementar el riego sanguíneo y lo suficientemente pasivo para que se reparen tus músculos.

Durante los días de recuperación, debes poner atención a tu respiración y asegurarte que eliges los ejercicios de recuperación óptimos y adecuados. Debes finalizar cada una de estas sesiones de entrenamiento con la sensación  de estar fresco, de haberte recuperado y de estar preparado para el entrenamiento del día siguiente.

BENEFICIOS DE LA RECUPERACIÓN ACTIVA

1) Reduce el disconfort y las agujetas del entrenamiento minimizando la generación de ácido láctico en los músculos.
2) Promueve el flujo sanguíneo a las articulaciones y músculos reduciendo así antes la inflamación.
3) Ayuda a evitar la fatiga post-ejercicio debida a un entrenamiento intenso o a un evento deportivo.
4) Mejora el carácter y salud mental a través del movimiento diario.
5) Contribuye a un estilo de vida más saludable, equilibrado y a mejores elecciones dietéticas durante los días de descanso.
6) Incrementa la condición física cardiovascular y resistencia a través del entrenamiento en zonas aeróbicas.

EJERCICIOS ÚTILES

Dependiendo de tu nivel de entrenamiento y tiempo disponible, tu sesión de recuperación deberá durar entre 15 y 40 minutos. Lo bueno de esta recuperación activa es que no es necesario que se realice todo en una sesión, pueden irse realizando las diferentes actividades a lo largo del día.

1. CARDIO SIN IMPACTO Y A BAJA INTENSIDAD

Esta sesión puede incluir ejercicios a baja intensidad como la cinta de correr, elíptica, remo, bicicleta de carretera o estática, con la finalidad de mantener una frecuencia cardíaca de entre 120-140 ppm (poco intenso). Este nivel de intensidad es genial para la recuperación muscular y para promover el consumo de grasas como fuente de combustible a través de los sistemas energéticos aeróbicos. 

También puede incluirse nadar, caminar sobre agua o aquagym, surf o senderismo.

2. YOGA

El yoga relaja la musculatura y los tendones, ayuda a su recuperación y contribuye a aumentar la movilidad y flexibilidad de las articulaciones. Especialmente las modalidades de Hatha o Yin. 

3. ENTRENAMIENTO DE FUERZA POCO INTENSO

Aquí puedes utilizar pesos muy ligeros o simplemente el peso corporal en método circuito.

4. MOVILIDAD Y ACTIVACIÓN DEL CORE

Los estiramientos dinámicos y el trabajo de movilidad ayuda a preparar nuestro cuerpo para el esfuerzo del entrenamiento de la fuerza y ayuda a la prevención de lesiones y mejora la flexibilidad. 

5. LIBERACIÓN AUTO-MIOFASCIAL

El uso del foam roller y los puntos gatillo son terapias ideales para masajear los músculos inflamados y contracturados, ya que van a aliviar los dolores al incrementar el riego sanguíneo en la zona. Esta es una recuperación activa estupenda, aunque hay que asegurar una adecuada hidratación. 

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